PARA PENSAR: Seguro que sabes lo que es la democracia, pero si tuvieras que definir lo que es una actitud democrática, ¿qué dirías? ¿Crees que en democracia solo tenemos derechos o también deberes? Razona tu respuesta. |
1. EL ORIGEN.
En Atenas se practicaba la ley del ostracismo, un ejercicio democrático atribuido a Clístenes, que consistía en depositar en una urna fragmentos cerámicos o de concha (ostrakon) con un nombre escrito para decidir a quién se expulsaba por votación cada año durante un plazo de diez años o para toda la vida. Cuenta Plutarco que, cuando un analfabeto le pidió a Arístides que le ayudara a ejercitar su voto escribiendo en su lugar el nombre del propio Arístides, pues estaba harto de escuchar que era un hombre justo, este se limitó a escribirlo y entregárselo.
La democracia como gobierno del pueblo nació en Atenas a finales del siglo VI a.C. y abarcaba otras muchas prácticas importantes. Se trataba de un sistema directo: la democracia ateniense libre podía participar en la asamblea y cada año se turnaban en los cargos de gobierno, en los que podían ser reelegidos.
Dejando aparte el caso de la antigua Atenas, la democracia es un sistema político relativamente reciente:
A finales del siglo XVIII, se constituyó en los Estados Unidos la primera democracia moderna.
En Europa llegó durante los siglos XIX y XX.
En España, salvo el paréntesis de la II República, no hubo democracia hasta 1977.
En la actualidad, según el índice elaborado por The Economist, solo 79 de los 167 países del mundo pueden considerarse democracias auténticas, mientras que en 51 países persisten sistemas autoritarios.
2. LA DEFINICIÓN.
Cuando hablamos de democracia, lo primero que nos viene a la mente es una forma de gobierno donde el poder político reside en el pueblo. Además, en democracia hay elecciones periódicas, las decisiones se toman por mayoría, existe separación de poderes y nadie está por encima de la ley.
La democracia como forma de gobierno supone la soberanía popular a través del sufragio universal, una Constitución, la primacía de la ley y la separación de poderes. |
Sin embargo, y a pesar de ser cierto lo anterior, la democracia no es únicamente un sistema de gobierno o un procedimiento para tomar decisiones, sino también un estilo de vida basado en el respeto a los derechos humanos y a los valores éticos que les sirven de fundamento.
La democracia exige LIBERTAD para pensar y actuar como queramos. IGUALDAD de todos los ciudadanos y ciudadanas ante la ley. RESPETO hacia los que piensan de modo distinto. PARTICIPACIÓN para informarse, debatir, proponer y votar. |
Ser demócrata significa, ante todo, defender la libertad de todos los ciudadanos y ciudadanas para pensar, opinar y actuar como queramos, mientras no perjudiquemos los derechos de los demás.
En democracia, las personas debemos poder manifestar libremente lo que pensamos, tanto en público como en privado, oralmente o por escrito. Del mismo modo, tiene que haber libertad de reunión, de manifestación y de libre circulación, con la única condición de que nos manifestemos de forma pacífica y respetuosa.
Defender la libertad implica practicar el respeto hacia todas las personas independientemente de su origen, sexo, características físicas o formas de pensar. Nadie debe ser menospreciado por sus ideas o creencias, por más extravagantes o erróneas que nos puedan parecer.
Por otro lado, vivir en democracia exige tomar parte activamente en la vida política y social de nuestro país. Esto significa que debemos informarnos acerca de las cuestiones que nos afectan y participar en la toma de decisiones para resolver los problemas.
Pero no pienses que la participación democrática se limita a votar en las elecciones que se celebran periódicamente para elegir a nuestros representantes. También actuamos como demócratas cuando formulamos propuestas constructivas para mejorar el funcionamiento de nuestro centro educativo o cuando expresamos nuestra crítica hacia aquellas decisiones que no nos parecen justas.
Desde el punto de vista institucional, la democracia es una forma de gobierno donde el poder se basa en la voluntad popular, hay división de poderes y se respeta el imperio de la ley. Pero la democracia también consiste en un estilo de vida basado en los valores éticos de libertad, igualdad y solidaridad, y en el respeto a los derechos humanos.
Además de los valores de la libertad, el respeto y la participación activa, la democracia exige que todos y todas seamos tratados con justicia, es decir, de acuerdo con nuestros méritos y según nuestras necesidades.
Otro valor fundamental en democracia es la igualdad entendida no como uniformidad que borra toda diferencia, sino como no discriminación. Hablamos, pues, de igualdad de oportunidades para acceder a los bienes y servicios básicos, al empleo o a cualquier cargo político sin importar el sexo, el nivel económico o cualquier otra condición.
Por más que existan elecciones libres, un país donde la ciudadanía no pueda ejercer sus derechos en pie de igualdad no es una verdadera democracia.
Por último, vivir democráticamente significa preocuparse por el bien común, trabajar todos juntos en la misma dirección, comprometernos solidariamente en construir una sociedad justa y sin exclusiones.
La democracia es un modelo social basado en la justicia, la igualdad de todos los ciudadanos y ciudadanas y la solidaridad con los más desfavorecidos.
Completa el cuadro en tu libreta colocando los elementos siguientes en el lugar correspondiente: soberanía popular- sufragio universal- defensa de los valores de la libertad, la justicia y la igualdad- separación de poderes- respeto a los derechos humanos- cumplimiento de los deberes cívicos- imperio de la ley- participación ciudadana. | |
La democracia como forma de gobierno | La democracia como estilo de vida |
3. EL VOTO.
Los sistemas democráticos predominantes en Occidente durante los últimos tiempos tienen su origen en el siglo XVIII, con la independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa. En este caso no se trata de una democracia directa, como la de Atenas, sino representativa. La ciudadanía elige representantes para las Cortes o el Parlamento, y delega en los cargos electos las decisiones políticas.
Pero delegar no significa que el ciudadano o la ciudadana votante abdique por completo de sus responsabilidades. El voto no es un cheque en blanco para que el cargo electo haga lo que le parezca, ni es un seguro de responsabilidad civil que lo exime de cualquier compromiso para los siguientes años hasta la próxima elección.
Los candidatos y las candidatas suelen presentarse en partidos políticos y hacerlo con un programa de Gobierno que deben cumplir en caso de salir elegidos, de manera que las personas votantes tienen la responsabilidad de pensar bien en quiénes confían y los cargos electos han de procurar no defraudar las expectativas que la ciudadanía pone en ellos.
El pueblo elige representantes para gobernar en beneficio de todo el pueblo y no para proteger sus intereses personales o los de sus partidarios.
4. NUESTROS DEBERES.
Los ciudadanos y las ciudadanas que vivimos en países con sistemas democráticos consolidados, tendemos a concentrarnos en defender nuestros intereses personales o a exigir nuevos derechos que se sumen a los ya adquiridos.
Olvidamos así que la democracia no funciona sola ni es indestructible. Bien sabemos que alcanzar este modelo de organización política y social ha costado muchos siglos de luchas y esfuerzos. Se trata de una conquista que puede verse amenazada si no la defendemos entre todos y todas.
Parece evidente, entonces, que para que la democracia funcione, todos debemos asumir nuestros deberes cívicos, es decir, aquellos que nos corresponden como ciudadanos y ciudadanas y que garantizan el buen funcionamiento de las instituciones, algo que resulta clave para que podamos disfrutar de nuestros derechos y de una buena calidad de vida.
4.1. PRINCIPALES DEBERES CÍVICOS.
En primer lugar, como ciudadanos y ciudadanas tenemos el deber de hacer un buen uso de los bienes y servicios públicos colaborando en su buen funcionamiento y conservación. Hablamos de cosas como respetar el mobiliario urbano y de los centros educativos, mantener limpios los parques y espacios comunes, no malgastar los recursos naturales o hacer un uso racional y adecuado de los servicios públicos.
Otra de nuestras obligaciones cívicas tiene que ver con nuestra implicación en la vida política de la comunidad. La participación es un valor democrático fundamental y se trata de una obligación cívica porque cada vez que votamos contribuimos a fortalecer la democracia.
Es nuestra responsabilidad elegir a las personas que nos van a representar en los ayuntamientos, en los Parlamentos autonómicos, en las Cortes generales o en las instituciones internacionales. Y aunque tenemos todo el derecho a abstenernos, si no vamos a votar o si lo hacemos de forma irresponsable, tendremos mucha menos fuerza moral a la hora de reclamar o quejarnos de nuestros representantes.
En grupos de tres personas, elaboraremos una lista de deberes cívicos que deberíamos cumplir en cada uno de los siguientes ámbitos para gozar de una mejor convivencia: | |
Ámbito de actuación | Deberes cívicos |
En tu centro educativo | |
En los lugares públicos (calles, plazas y parques) | |
En el entorno natural (bosques, playas, montañas) |
Una de las virtudes de la democracia es que suele articular mecanismo legales para proteger a las ciudadanas y los ciudadanos, incluidos aquellos que no están de acuerdo con ella, ante posibles abusos e incluso errores de empresas o Estados.
Un ejemplo podemos encontrarlo en el caso del abogado Mario Costeja, quien había solicitado a la compañía Google la retirada del conocido buscador de un anuncio de subasta por un impago contra él registrado en 1998. La justicia española había dado la razón a Google, pero Costeja recurrió ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, quien esta vez dictó sentencia a favor del derecho al olvido y al borrado del rastro digital, obligando a modificar todas las leyes europeas sobre este asunto.
4.2. EL RESPETO A LA LEY.
Sabemos que uno de los pilares del sistema democrático es la primacía de la ley. Toda la ciudadanía está sujeta a la ley y debemos cumplirla por igual puesto que, en democracia, la ley es la expresión de la voluntad mayoritaria.
De este modo, nadie puede saltarse la ley invocando derechos o privilegios especiales. La ley es la misma para todos y todas y su incumplimiento comporta sanciones que pueden ser multas o privaciones de libertad.
Puede suceder que a alguien una ley le parezca injusta, pero eso no nos autoriza a incumplirla, sino que, en ese caso, hay que tratar de cambiarla mediante los procedimientos previstos por la propia ley.
El único caso en que sería legítimo desobedecer las leyes sería cuando estas vulnerasen alguno de nuestros derechos fundamentales. Pero en una democracia auténtica estos casos no deberían darse, puesto que, como sabemos, la democracia debe basarse en el más escrupuloso respeto de los derechos humanos.
4.3. LOS IMPUESTOS.
Otro de los pilares de la democracia es el llamado estado de bienestar, que dicta que el Estado debe garantizar que todos los ciudadanos y ciudadanas puedan gozar de un nivel de vida digno.
Esto significa poder acceder a una educación de calidad en condiciones de igualdad, o a la sanidad, o vivir seguros, o poder gozar de protección social en caso de desempleo, enfermedad o vejez.
Pero los colegios, los hospitales, la policía y los demás servicios públicos no se mantienen solos, sino con la contribución de la ciudadanía mediante el pago de impuestos. Lo mismo sucede con el seguro de desempleo o las pensiones de jubilación.
Está claro que los impuestos son impopulares y que preferiríamos no tener que pagarlos, pero es importante comprender que resultan esenciales para mantener nuestro bienestar actual y futuro.
Otra cosa es determinar cuáles tienen que ser los impuestos y cuánto tiene que pagar cada uno. Lo razonable es apelar al valor de la solidaridad y establecer un modelo proporcional y progresivo según el cual cada ciudadano y ciudadana contribuya en función de su nivel económico.
1. ¿Qué significa afirmar que la democracia es un estilo de vida? 2. ¿Cuáles son los principales deberes cívicos en una democracia? 3. ¿Por qué es importante ir a votar en las elecciones? 4. ¿Qué significa la expresión “primacía de la ley”? 5. ¿Cuál es la función de los impuestos? ¿Cómo deben ser estos? |
4.4. LA TOLERANCIA.
La tolerancia política y religiosa fue uno de los ideales de la Ilustración y ha sido una costosa conquista de las sociedades democráticas. Pero... ¿hay algo intolerable?, ¿debemos tolerar la intolerancia?, ¿quién establece en qué consiste la intolerancia?, ¿podemos decir que somos intolerantes?
Hace tiempo que este debate se ha abierto. Por ejemplo, en el mundo de la educación: ¿está prohibido prohibir algo a los alumnos y a las alumnas? O en el ámbito de las relaciones interculturales: ¿el respeto a otras culturas implica también tolerar prácticas que pueden resultar dañinas para algunas personas o colectivos? ¿Tenemos derecho a criticar sus costumbres o debemos aceptar todo como válido?
Los derechos humanos pueden servirnos aquí, nuevamente, como criterio moral de referencia: podemos decir que cualquier manifestación cultural y conducta individual o social debe ser tolerada si los respeta; en caso contrario, ha de ser corregida.
Ahora discutiremos en grupos las ventajas y los inconvenientes de la democracia de nuestro país. |
“La democracia solo puede funcionar con un pueblo educado para la democracia. Y solo en la democracia puede un pueblo educarse para la democracia”.
(Martí Orriols X.- Prestel Alfonso C. VAL 4. Valores éticos. Editorial Vicens Vives Secundaria.2016.
AA.VV. Eso 4 Valores éticos. Editorial Anaya.Madrid.2016. Vicenta LLorca Darias)