Nuestro cerebro funciona por millones de conexiones sinápticas por segundo. Los neurotransmisores son sustancias que se encargan de llevar esas conexiones por distintos caminos. Todos tenemos activado por defecto uno de ellos. Si caemos en la cuenta de que ese neurotransmisor no es el adecuado para una determinada situación, somos capaces de modificar la trayectoria eligiendo un neurotransmisor distinto. Aunque puede pasar que queramos cambiar de neurotransmisor y no podamos, porque no es fácil saber conducirlos; se requiere entrenamiento.
1. Cortisol.
Cuando el cuerpo necesita atacar o protegerse ante amenazas externas, el cortisol hace que las glándulas suprarrenales las que están encima de los riñones) segreguen un plus de torrente sanguíneo. Siempre que nos ponemos en tensión liberamos cortisol. Por eso se le llama la hormona del estrés o del miedo. Sin embargo, el cortisol es una sustancia tóxica; cuando se libera demasiado o durante demasiado tiempo, se producen daños en el cerebro y en el conjunto del organismo.
Hay personas que solo funcionan cuando el miedo les atenaza y se pasan la vida sufriendo. Hay otras personas que no saben afrontar los retos y generan miedo. Ese miedo genera cortisol y parálisis en nuestras respuestas cognitivas y emocionales. También ha personas que disfrutan de la vida y apenas generan cortisol. La próxima vez que tengas que afrontar un reto, si lo haces con miedo, va a ser muy difícil que te sientas capacitado para lograrlo.
2. Adrenalina.
La adrenalina es la hormona de la lucha, del enfrentamiento, de la energía que nos empuja a afrontar los peligros. Pero sucede lo mismo que con el cortisol: un exceso de adrenalina lleva al agotamiento y al estrés. Sentirse vivos contribuye a la felicidad, pero hay que mantener un equilibrio. El encargado de conseguirlo es el sistema HPA (hipotálamo-pituitaria-adrenalina). Cuando aparece un peligro, el primero en reaccionar es el hipotálamo (encargado de mecanismos inconscientes como el hambre o la sed), que activa la glándula pituitaria (encargada de los olores y las sensaciones), que a su vez esta activa las glándulas suprarrenales, donde se genera el cortisol. Estas glándulas también activan la adrenalina, diciéndole al organismo que consuma mayor cantidad de sangre en los músculos, más proteínas y mayor energía.
Las personas que no saben leer las señales del estrés que se producen en el hipotálamo, en la pituitaria y con la adrenalina, se rinden a la mínima dificultad. Imagínate que estás en una carrera. Suben las pulsaciones, sientes ahogo, presión en el pecho, dolor en los gemelos...solo si tomas conciencia de estas señales, las racionalizas y no pierdes el gobierno autónomo de las mismas podrás terminar la carrera.
3. Dopamina.
La dopamina es la hormona de la recompensa. Cuando ya no quedan fuerzas, entra en acción la dopamina y nos aporta un plus de energía para seguir progresando. Con la adrenalina luchamos contra alguien o contra algo. Con la dopamina luchamos por progresar, luchamos por nosotros mismos, por nuestras metas. El lado positivo es que nos ayuda a relajarnos, a enfocarnos en nuestras posibilidades y a evitar obsesiones.
La dopamina es la hormona que genera el deseo, es la responsable del enamoramiento y del placer. También influye en decidir cuáles son nuestras actividades y ocupaciones favoritas. Cuando tus niveles de dopamina son bajos, tu organismo busca algún tipo de recompensa. Para generar dopamina tienes que darle importancia a vivir con optimismo, a disfrutar de los placeres de la vida, a divertirte...Un tratamiento de choque para generar más bienestar interior es aprender a meditar, ya que favorece la generación natural de dopamina, de empatía; aumenta incluso la memoria y disminuye el estrés y el cortisol.
4. Endorfinas.
Las endorfinas y la dopamina son los neurotransmisores que nos empujan a cazar, a recolectar y a conseguir nuestros objetivos. Y nos hace sentir bien cuando nos sentimos realizados como individuos. Necesitamos tener la sensación de que estamos creciendo, aprendiendo progresando en la vida. Si la dopamina es la que genera sensación de paz y bienestar, las endorfinas son las que generan sensación de felicidad. Las endorfinas son las responsables de generar placer a pesar de que estemos experimentando un gran sufrimiento físico. Esto es lo que siente el peregrino del camino de Santiago cuando termina una jornada: ha estado caminando durante horas, tal vez bajo la lluvia, con los pies destrozados, con hambre...sin embargo, siente una increíble sensación de plenitud.
Los enemigos de las endorfinas y las dopaminas son la inactividad, la pasividad, la falta de sueños o de ideales, todo lo que lleva a la depresión. Por eso las mejores formas de generar endorfinas son el ejercicio físico, el humor, disfrutar de la comida, de la música...Aprender a reírse de uno mismo, adoptar la actitud del juego en la vida, emprender nuevos retos sin miedo; todo ello ayudará a reducir el dolor, a mejorar el humor y simplemente a tener ganas de vivir.
5. Serotonina.
La serotonina es la hormona del orgullo. El alumno o la alumna que se gradúa mira a su familia, a su profesorado, a sus compañeros y compañeras, y se siente orgulloso, no por ser el mejor (asunto que compete a las endorfinas), sino por ser alguien ante sus seres queridos. La serotonina es la que se encarga de reforzar el vínculo entre padres e hijos, maestros y alumnos, entrenadores y deportistas, jefes y empleados. La serotonina y la oxitocina fomentan los vínculos sociales: ayudan a generar confianza en otras personas, de forma que se establecen sistemas de ayuda recíproca. Nos esforzamos por cuidar de los nuestros, de nuestra familia, de nuestros amigos; incluso nos preocupamos de la paz mundial.
La serotonina es la hormona de las redes sociales; nos encanta que nos digan “me gusta”, compartir, cotillear, nos encanta sentirnos parte de un todo. Muchas investigaciones han demostrado que hacer visualizaciones promueve la liberación de serotonina. La serotonina es además el neurotransmisor que sintetiza la melatonina, que es la hormona que regula el sueño. Si duermes bien, generarás más serotonina.
6. Oxitocina.
La oxitocina se activa cuando compartimos, cuando estamos con los amigos y amigas, pero sobre todo cuando nos comprometemos con alguien. La oxitocina provoca la sensación que tenemos cuando hacemos algo positivo por los demás sin esperar ningún tipo de recompensa. Mientras que la dopamina genera una gratificación a corto plazo, la oxitocina genera una gratificación duradera. Las personas que dan la vida por los demás generan oxitocina. Si la dopamina era la hormona del enamoramiento, la oxitocina es la hormona del amor y de la empatía.
Si quieres ser altamente feliz, simplemente haz algo por los demás, ten un detalle- aunque sea mínimo- con alguien. Comprobarás por ti mismo que tu nivel de felicidad aumenta de forma rápida. El ejercicio más típico para aumentar la oxitocina es la meditación. Son precisamente los grandes meditadores los que tienen comportamientos y pensamientos más altruistas.
(AA.VV. Valores Éticos. 4 eso. Editorial Edelvives. Zaragoza. 2015)